Carlos Eugenio Restrepo
(Carlos E. Restrepo), nació el 12 de septiembre de 1867 y murió el 6 de julio de 1937, hijo de Pedro Antonio Restrepo y Cruzana Restrepo Jaramillo. Cursó estudios en el Instituto de Enseñanza Superior. Suspendió sus estudios de Derecho por la guerra de 1885. Participó también en la Guerra de los Mil Días, como Jefe del Estado Mayor del conservador Pedro Nel Ospina. Luego estudió por su cuenta y trabajó en el bufete de su padre.
Inició una brillante carrera profesional que lo llevaría a la Presidencia de la República de Colombia. El 16 de abril de 1890 se casó con Isabel Gaviria, con quien tendría 9 hijos, entre ellos Margarita, futura esposa del filósofo Fernando González. Después de su periodo presidencial regresó a Medellín donde se vinculó con la industria privada. Vuelve nuevamente a la política para participar en el gobierno de Enrique Olaya Herrera como ministro de Gobierno y embajador ante la Santa Sede. Murió en su casa de Medellín, el 6 de julio de 1937, víctima de una pulmonía.
En su honor, uno de los barrios tradicionales de Medellín lleva su nombre.
Carrera política y profesional
Carlos E. Restrepo ejerció numerosos cargos a lo largo de su vida: Inspector de Instrucción Pública, Secretario de Juzgado Superior, Juez Superior de Circuito de Antioquia, Concejal de Medellín, Secretario de Gobierno, Rector de la Universidad de Antioquia de abril de 1901 a abril de 1902 (llevó a cabo una importante reforma del pensum); profesor de derecho romano, economía política y derecho constitucional. Pero su carrera política solo iniciaría hasta 1909,como miembro de la Cámara de Representantes donde fundó la Unión Republicana.
Luego de un fulgurante año en el congreso, el 15 de julio de 1910 la Asamblea Nacional lo elige como Presidente de la República por 23 votos a su favor contra 18 de José Vicente Concha, convirtiéndose en el primer antioqueño en ocupar la Presidencia. Al terminar su mandato se instaló otra vez en la ciudad de Medellín para trabajar en varias empresas privadas. Sin embargo, regresó a la política como Ministro de Gobierno del presidente liberal Enrique Olaya Herrera, gobierno que marcaría el fin de la Hegemonía Conservadora en Colombia, un largo periodo que se extendió prácticamente desde la Regeneración de Rafael Nuñez en el siglo XIX y donde los liberales estuvieron ausentes del poder. Carlos E. participó en este gabinete a pesar de ser conservador, pues se caracterizó por anteponer los intereses del país a los de los partidos. Luego sería nombrado como embajador ante la Santa Sede durante esta misma administración.
Carlos E. ocupó muchas otras posiciones, además de haber fundado varias instituciones. Una lista incompleta de sus labores incluye el ser gerente de la Compañía Colombiana de Tabaco en 1919 y de la Naviera Fluvial Colombiana, miembro de la junta directiva principal de Bancoquia entre 1920 y 1923, creador de la Imprenta Departamental de Antioquia en 1882 y fundador de la Lotería de Medellín. A él le debemos también la creación de la Fundación San Vicente de Paúl, la fundación de la Sociedad de Mejoras Públicas y de la Cruz Roja Colombiana en Medellín.
Entre sus actividades dentro del periodismo, oficio que realizó a lo largo de toda su existencia, vale la pena mencionar que dirigió El Correo de Antioquía, fundó La República en 1891, fundó Vida Nueva (opuesto al gobierno de Rafael Reyes), y la revista Colombia (1916-1922), donde tuvo una columna. Colaboró en otras revistas antioqueñas de principios del siglo XX como El Montañés (1899), La Miscelánea (1888, 1905), Lectura y Arte (1903) y Alpha (1906, 1907, 1908, 1910), con artículos políticos, literarios, religiosos y traducciones (dominaba bien el inglés y el francés).
Presidente de la República
Carlos E. Restrepo fue elegido por miembros de los dos partidos políticos (Liberal y Conservador, éste último al que pertenecía), unidos bajo el movimiento Unión Republicana, opuesto a lo que quedaba del gobierno del general Rafael Reyes y que propugnaba por la modernización política y económica del país.
Al asumir la presidencia encontró las finanzas en muy mala situación pues había un déficit fiscal de aproximadamente cuatro millones de pesos. Para contrarrestarlo, aumento la recaudación de impuestos y redujo dramáticamente los gastos, generando un superávit antes de un año. Otros logros económicos incluyen el haber pagado una parte significativa de la deuda externa, haber duplicado las exportaciones (las de café entre las principales), prohibir nuevas emisiones de papel moneda y el regreso al sistema del oro y la plata. Construyó varios ferrocarriles, se destacan el de Nariño y el de Medellín, reconstruyó también el del Pacífico y el de Girardot. El 6 de abril de 1914 se firmó con Estados Unidos el Tratado Thomson-Urrutia que indemnizaba a Colombia por la pérdida de Panamá con veinticinco millones de dólares y libre paso por el Canal para las naves colombianas. Restrepo se vio criticado por una escaramuza expansionista hacia el Perú conocida como Conflicto de La Pedrera, con altos costos en vidas humanas y ningún beneficio para el país.
En lo político sostuvo una lucha permanente con el clero para mantener a raya las injerencias de la iglesia, que prácticamente co-gobernó al país durante los largos años de la Hegemonía Conservadora. Carlos E. defendió a ultranza la libertad de cultos, la libertad de prensa y de expresión. La Tolerancia fue su bandera durante toda la vida.
Durante su mandato se abolió la pena de muerte, se prohibió el voto para los militares y policías, se estableció la reunión anual del Congreso, se instituyó por primera vez una pensión de jubilación vitalicia para los maestros de escuela, se crearon varias Intendencias y Comisarías (San Andrés y Providencia entre ellas), se construyeron hospitales en los litorales para combatir enfermedades tropicales. Se ganó el apodó de Monsieur Veto pues en repetidas ocasiones vetó leyes que no consideró beneficiosas para el país.
El partido político de Carlos E. (La Unión Republicana) estaba tan debilitado al finalizar su periodo que lo apodaban el Canapé Republicano, pues todos sus miembros cabían en un sofá. No obstante, dejó el poder en medio del reconocimiento de todos sus compatriotas.
EL CUARTO PODER
Hoy en día la información se ha convertido en un instrumento de poder; ha sido capaz de atraer la opinión de la sociedad influyendo en ella de una manera voraz, un elemento de manipulación a través del que se defienden diversas posturas e ideologías, un elemento que incide en nuestra manera de pensar inconscientemente.
Tras el poder ejecutivo, legislativo y judicial se encuentra el cuarto poder: la información, en manos de unos pocos privilegiados, que tiene como finalidad informar y busca como objetivo que esa información llegue a la sociedad.
Hoy en día no toda la información que nos llega a través de los medios es fiable, sobretodo aquella que denominamos “prensa amarilla” en la que se dan preferencia a los escándalos, la mayoría ficticios, para conseguir lectores, asimismo algunos diarios defienden posiciones políticas o económicas, aparentando, en principio, ser neutrales. Una vez descubierto el valor extraordinario de la prensa, todos los representantes tratan de aprovecharla en su servicio, pero llegó el momento en el que el instrumento se hizo superior a sus manipulaciones. Todo ello da lugar a que se creen asociaciones de vigilancia continua para prevenir el abuso que se ejerce desde el cuarto poder, estas asociaciones luchan contra la manipulación de la información, contra el engaño que se pueda desempeñar a través de los medios de comunicación, un ejemplo de ello es la FAIR (“Fairness and Accuracy in Reporting”) oficina creada en EE.UU. con base en Nueva York. Actualmente la falta de control sobre los medios y la planificación deliberada de estrategias, llevada a cabo por los grupos de prensa poderosos, son capaces de crear opiniones entre los leyentes que favorezcan a sus intereses, incluso ayudar o perjudicar a los políticos en las elecciones consiguiendo votos a favor o en contra.
En la mesa redonda de las III Jornadas de Comunicación de la CEA los asistentes a debatir sobre el tema afirman que un medio de comunicación sólo será creíble cuando éste sea independiente, libre de cualquier coacción.
En resumen la información presente tanto en la prensa como en radio, televisión e Internet se ha convertido en un elemento de posible manipulación tanto en España como en cualquier sitio del mundo, que no puede ser controlado por ninguna ley y no conoce límites, hablamos del cuarto poder.
El poder, está considerado como un elemento con capacidad para tratar de persuadir y de influir sobre la ciudadanía gracias a que posee los resortes socioeconómicos e informativos para ello. Por consiguiente tanto el poder político como el económico es el poder que emana de un sistema concreto: la información. Este poder real lo forman grandes empresas de las finanzas, las telecomunicaciones, la información... de una forma explícita, clara; pero también existen otras presentes de forma implícita, supuestas empresas accionistas que se ven beneficiadas a través de los medios a los que respaldan.
La información ha sido definida como el “cuarto estado del reino” por Maculay y como “cuarto poder” por Edmund Burke, en la actualidad, la información, es un elemento del primer poder, del poder que un sistema contiene.
Al hablar de poder e información hay que interrelacionar tres conceptos: información, periodismo y publicidad. Cuando en el mundo de la información se dan intereses publicitarios, la libertad del periodista y del creador disminuye, lo que es un obstáculo para que reconozcamos la existencia de una publicidad correcta, informativa, veraz y no agresiva.
Como ya sabemos la información es enviada al receptor a través de un canal, esa información contiene un conocimiento determinado y ese conocimiento es puesto en común. Atraviesa las fases de emisión, codificación, transmisión, descodificación y recepción produciendo en sus destinatarios una intención ideológica, esta ideología denota un sistema de representaciones sometido al sesgo, al rumbo de una perspectiva y de un interés particular.
Las estructuras han sido consecuencia de la acción del ser humano. Es preciso indicar que, por sí mismas, no constituyen un elemento negativo, la negatividad viene dada por la apropiación de que son objeto para el interés particular.
Según las encuesta realizada en octubre del 2002 el 72% de los encuestados afirman que la comunicación influye en el pensamiento humano de una manera positiva o negativa dependiendo de sus ideologías. El 86% alegan que no se da a conocer toda la información que se ocultan algunos temas relacionados con la política, la salud pública, las drogas, el terrorismo... todo lo que afecta a nuestro entorno, a la sociedad. El 98% se da cuenta de que la información es un elemento manipulador y que generalmente defienden posturas políticas o económicas.
“La prensa ha hecho y deshecho gobiernos, ha creado unas reputaciones, ha arruinado otras(...). Por eso le han llamado el cuarto poder, y en algunas ocasiones pretendió ser el primero”.
En mi opinión considero que hoy en día todos los medios de comunicación tienen demasiada influencia sobre nuestra manera de pensar, nos atacan, nos manipulan, violan la intimidad de los famosos, los acosan... todo por llevarse a la boca un pedazo de gloria, por estar ejerciendo lo que hoy llamamos el cuarto poder. Los medios de comunicación, hoy por hoy, hacen lo que se les antoja, no hay reglas, no hay control... sólo un montón de información, creerla o no es cosa nuestra.
domingo, 28 de marzo de 2010
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